Con la Educación no se juega

por el consejero escolar Esteban Roman

Las idas y vueltas han sido constantes desde la intervención del Consejo Escolar. Hoy, agravado por la ausencia de representante institucional y político, situación por la cual no hay voz ni recepción frente a las comunidades educativas y vecinos en general.

No es casual la alarma educativa pública encendida en todos los ámbitos y niveles. No sólo hay una profunda crisis en la educación obligatoria, también la educación universitaria y científica, que es orgullo de todos, atraviesa momentos que genera indignación y rechazo. La educación no formal también es víctima de políticas educativas que retroceden y generan vacíos que hacen a los vínculos pedagógicos, comunitarios y sociales.

La educación pública necesita un cambio rotundo de los lineamientos políticos actuales. Caso contrario, continuará en el espiral vicioso de vaciamiento y retroceso. En el medio nuestro chicos, nuestros estudiantes, nuestro futuro.

No es improvisado el vaciamiento, no es sin plan. Recordemos que el día 16 de abril el Consejo Escolar de General Pueyrredon fue intervenido, desplazando provisoriamente a los consejeros escolares elegidos por la comunidad marplatense, y con ello la legítima representatividad. Bajo el lema de regularizar el funcionamiento y ordenar administrativamente al organismo, procedieron de manera abrupta e impertinente como si tuvieran la solución y respuesta a todas y cada una de las problemáticas existentes.

Las expectativas de estas soluciones y respuestas que traían consigo los actores interventores se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos. Son ellos quienes han corrido su propio velo dejando expuesto las falencias y desconocimiento en las temáticas que atañen no sólo al Consejo Escolar sino también a las comunidades educativas.

Aquello que funcionaba bien, ahora funciona mal y aquello que funcionaba mal, ahora está peor. Lo que ha sido construido de manera democrática por las distintas representaciones políticas que hacen al Consejo Escolar fue derribado discrecional y arbitrariamente.

En materia de infraestructura nada ha cambiado. Solo basta con acercarse a cualquier establecimiento educativo para dar cuenta de las falencias edilicias y de la no-respuesta política e institucional de quienes hoy asumen la responsabilidad del organismo.

En lo que respecta a recursos humanos, esto es, auxiliares de limpieza y cocina en las escuelas, el número de jubilaciones sigue en aumento y el número de coberturas disminuye, exponiendo a las escuelas a una situación de inminente riesgo de profilaxis o dificultades a la hora de elaborar el plato de comida.

Lo sucedido con el Servicio Alimentario Escolar es quizás la muestra más gráfica y representativa de lo que ha sucedido en los últimos meses dentro del organismo. Interventores de corto plazo, acefalías y, por sobre todas las cosas, desconocimiento absoluto de la realidad social y educativa de la ciudad.

El Servicio Alimentario Escolar era una de las áreas que mejor funcionaba, siempre con ánimos de optimizarlo y perfeccionarlo. La intervención desarmó la estructura establecida bajo una licitación poco clara y los resultados han quedado a la vista. Luego de semanas en que muchos alumnos no tuvieran acceso digno a lo que quizás sea su único plato de comida y gracias a la lucha de las comunidades educativas, no tuvieron más remedio que volver sobre sus pasos y convocar a los anteriores proveedores para restablecer el funcionamiento de los comedores.