Lorenzo Miguel alias «El Loro» (Buenos Aires, 27 de marzo de 1927 – 29 de diciembre de 2002) fue un dirigente sindical argentino y empresario metalúrgico.
Al frente de la Unión de Obreros Metalúrgicos (UOM) desde 1970, tras el asesinato de Augusto Timoteo Vandor, de quién fue discípulo. Su ascenso coincidió con el fin de la dictadura del general Juan Carlos Onganía y el inicio de la política aperturista del presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse, que proponía el Gran Acuerdo Nacional, al que adhirieron, entre otros, José Ignacio Rucci y Miguel, con el fin de lograr la vuelta de Juan Domingo Perón al gobierno. Rucci y Miguel mantenían una vieja rivalidad, a pesar de formar ambos parte de la llamada «burocracia sindical».
Tras la victoria electoral del peronismo en 1973, Miguel fue un elemento clave para lograr la renuncia de Héctor Cámpora. Tuvo un papel relevante en la Masacre de Ezeiza. También fue decisiva la participación de la derecha sindical metalúrgica y de las 62 organizaciones, en el «Navarrazo» que desplazó a Ricardo Obregón Cano de la gobernación de Córdoba.
Inmediatamente después Miguel anudó vínculos con José López Rega para dar nacimiento a la Alianza Anticomunista Argentina en el llamado «brujovandorismo». Según un informe de la embajada estadounidense, los asesinatos de la triple A coincidieron con la reaparición de la revista El Caudillo, que fue financiada primero por López Rega y luego por Lorenzo Miguel. La sede de la UOM en la calle Cangallo, supo albergar a personajes de la extrema derecha, como Alejandro Giovenco, que murió cuando le explotó una bomba que llevaba para poner en un local de la Juventud Peronista.
En 1975, ante el surgimiento de una dirección combativa en Villa Constitución, López Rega envió al ejército con la complicidad de Miguel, que luego se encargaría de desmantelar la insurgencia obrera en colaboración con el joven abogado del sindicato del seguro, que había logrado colocar en el Ministerio de Trabajo, Carlos Federico Ruckauf. Para muchos, su comportamiento era similar al de un gángster. Ese mismo año alentó un paro general contra el gobierno de María Estela Martínez de Perón en contra de las medidas tomadas por el Ministro de economía Celestino Rodrigo.
Tras producirse el golpe de estado en contra del gobierno de María Estela Martínez, Miguel fue detenido, pero su estrecha relación con el almirante Emilio Eduardo Massera lo protegió. A Massera lo había conocido cuando ocupaba la Comisión Coordinadora del Plan Político durante el gobierno de Alejandro Agustín Lanusse.
En 1983, con el regreso a la democracia, apoyó la candidatura de Ítalo Luder, quién perdió las elecciones frente al candidato radical Raúl Alfonsín, y en 1989, la de Carlos Saúl Menem, quién resultó electo presidente, a quién apoyó también en su reelección. Su poder estaba en decadencia con la disminución del número de afiliados de su sindicato. En el año 2002 se reunió con el candidato presidencial Adolfo Rodríguez Sáa para intercambiar opiniones sobre el futuro del país.
Murió en el Sanatorio Mitre de la ciudad de Buenos Aires, el 29 de diciembre de 2002, a los 75 años. Al sepelio se acercaron el presidente Eduardo Duhalde, quién manifestó que Miguel fue «el dirigente gremial que ha sostenido la rama política del justicialismo durante muchos años», y Saúl Ubaldini, quién se refirió al fallecido dirigente como «un líder indiscutido de las 62 Organizaciones peronistas