LO APLASTO: 78 a 61

Le volvió a ganar claro a Peñarol, esta vez 78 a 61. El equipo de Bianchelli se aprovechó con una gran defensa de lo previsible que fue su rival. Robinson hizo una buena marca sobre Pettigrew.

 

Hacía rato que Quilmes no metía dos triunfos consecutivos en un clásico. Desde la primera fase de la temporada 2003/2004 con Alejandro Pepiche como entrenador. Anoche lo logró, dominando de principio a fin. Aprovechando la explosión de sus perimetrales para conseguir espacios y mejores tiros. Imponiéndole condiciones defensivas a un rival previsible. Encontrando en Tracy Robinson un buen custodio para Pettigrew, quien pese a ser el goleador de su equipo no provocó el zafarrancho de su debut. Los “tricolores” se impusieron 78 a 61. Al tiempo que siguen firmes en la pelea por ingresar a los play-offs, volvieron a llenar de dudas a un adversario atribulado y que no tuvo buenas respuestas en los puestos claves: el “1” y el “5”.

La defensa propia de la línea de pase, más las precariedades de la circulación peñarolense -sobre todo cuando la pelota pasó por las manos de Acuña-, le dieron a Quilmes el control del partido de movida. Primero, por estrecho margen. Sacando partido de las pérdidas del rival y del contraataque propio.

Peñarol atacó incómodo siempre. Pero seis puntos de Pettigrew lo mantuvieron al acecho. A falta de cuatro minutos, apenas perdía 11-12. Pero después de una corrida de Flor, que tuvo el bonus de un tiro libre por falta de Giorgetti, Quilmes deshizo a su rival con una ráfaga brillante.

El equipo de Bianchelli terminó de confundirlo con su defensa. Pero, a la vez, con una gran guía de Vildoza, lo llenó de puntos cerca del canasto con Eslava incontrolable mientras Richotti intentaba desesperadamente encontrar a un pivote (hasta lo intentó con Diez y Gutiérrez) que hiciera pie en defensa.

En esos cuatro minutos finales del primer cuarto Quilmes le endosó a Peñarol un parcial de 16-1 y se fue al descanso corto 28 a 12 al frente.

Recién en el segundo parcial reaccionó el equipo “milrayitas”. Aunque intentó un par de pasajes a zona -y no le fue mal-, mejoró la calidad de su defensa individual. La ofensiva quilmeña ya no fluyó como en la primera parte.

Se instaló un escenario de paridad en el juego. Peñarol, con sus dificultades a cuestas, arrimó un poco. Fundamentalmente porque en el parcial anotó sus dos únicos tiros de tres puntos (Reed y Figueroa) en un primer tiempo en el que intentó doce. Pero, con Pettigrew desaparecido de escena -dejó de gravitar y Richotti lo hizo descansar en el banco-, limó la desventaja muy lentamente. Demasiado. En definitiva, Quilmes terminó el primer tiempo 41 a 31 arriba. Tranquilo.

Tampoco el elenco “tricolor” pasó demasiados sobresaltos en el arranque del tercero. Sobre todo mientras Robinson estuvo en la cancha. El estadounidense tuvo controlado un rato más a Pettigrew y aportó seis puntos que le permitieron a los suyos tomar catorce de luz (47-33) a falta de poco más de cinco minutos.

Pero Robinson descansó y la defensa quilmeña se resintió. Pettigrew apareció y anotó siete puntos en una ráfaga. Peñarol revivió y llegó a colocarse 51-45 abajo. Fue, sin embargo, un espejismo. Porque, sin un perimetral capaz de romper una primera línea para obligar a rotar a la defensa rival, no pudo escapar de su previsibilidad. Ni generarse espacios para conseguir tiros buenos.

Con esa chispa de su media cancha, aún entregada con cuentagotas, Quilmes se rehízo sin demasiadas dificultades. Con un par de aciertos de Flor, ingresó al cuarto final 56-45 arriba.

Peñarol ya no pudo ponerle presión. Robinson completó su muy buen partido defensivo impidiendo el lucimiento de Pettigrew. El resto tampoco pasó problemas con el rival que le tocó marcar.

Aún con errores, como en casi todo el partido, los lanzamientos claros del cuarto final fueron quilmeños. Vildoza hizo alguna digna del Showtime, pero el anotador más consistente fue Flor, quien prácticamente cerró el partido con un triple que estiró la cuenta a 70-54 cuando restaban poco más de tres minutos.

La tardía aparición de Giorgetti -con ocho puntos en una ráfaga- no pudo torcerle el rumbo al clásico. La victoria quilmeña no pudo ser más justa. Fue más equipo. Con las cosas más claras y los puestos claves mejor cubiertos. De principio a fin.

 

Síntesis

Quilmes 78
L. Vildoza 13, E. Flor 23, T. Robinson 10, I. Clark 5 e I. Basualdo 10 (FI); A. Eslava 11, E. Ruiz 0, D. Cavaco 0 y B. Sansimoni 6. DT: Javier Bianchelli.

Peñarol 61
J. P. Figueroa 5 (x), R. Reed 12, S. Pettigrew 15, L. Gutiérrez 4 y R. Acuña 3 (FI); A. Diez 4, F. Giorgetti 14, J. Valinotti 0, J. Barón 0, J. M. Torres 4 y J. I. Marcos 0. DT: Marcelo Richotti.

Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Arbitros: Daniel Rodrigo-Rodrigo Castillo.

Parciales: 28-12, 41-31 y 56-45.