Al cumplirse 40 años del golpe cívico militar de 1976, la organización que conduce Hugo Moyano recordó a las víctimas del capítulo más oscuro de la historia argentina.
La CGT Azopardo homenajeó este miércoles a los trabajadores y dirigentes sindicales detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar en Argentina, al cumplirse 40 años del inicio de la sangrienta etapa del país.
El acto estuvo encabezado por el secretario de Derechos Humanos de la central, Julio Piumato, quien afirmó que la junta militar que encabezó el golpe de Estado «no era una banda de locos asesinos», al considerar que su accionar fue parte de «un plan rigurosamente orquestado».
«El objetivo era boicotear el proceso abierto en Argentina el 25 de mayo (de 1973) para evitar que el ex presidente Juan Domingo Perón pudiera llevar a cabo la transformación del país», señaló Piumato, líder de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación (UEJN).
El homenaje tuvo luga en el edificio histórico de la calle Azopardo 802 en la Ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el Salón Felipe Vallese. La elección para rendir tributo a los trabajadores desaparecidos no fue casual, aseguraron desde la CGT a Télam, al recordar que Vallese, un militante de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), es considerado el primer detenido desaparecido de la Argentina, ocurrido ya en agosto de 1962.
Del encuentro participaron, además de Piumato, el titular del Sindicato de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid; su par del gremio ceramista, Domingo Moreira; el dirigente justicialista Julio Bárbaro y el legislador porteño por el partido Bien Común, Gustavo Vera, entre otros.
En su alocución, Piumato adujo que el movimiento obrero fue el sector de la sociedad que enfrentó desde un principio a la dictadura, al destacar que en sus primeros tres años «los trabajadores realizaron 267 acciones de protestas hasta que en 1979 se concretó la primera huelga general».
El también secretario general de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación (UEJN) dijo que la dictadura «vino a cerrar un proceso de transformación, de dignificación de los trabajadores y de desarrollo industrial del país».
Para Schmid, «el 24 de marzo de 1976 se abrieron las puertas del infierno de la Argentina, nunca antes el poder económico, el odio de clase y la oligarquía llevaron adelante un experimento tan sangriento en la geografía del país».