Anécdotas más, anécdotas menos, el mes de Marzo concluirá con 6 grandes movilizaciones de magnitud nacional y cientos de acciones de diversas organizaciones, que en su conjunto, habrán juntado a más de 2.500.000 de trabajadores y trabajadoras en las calles de todo el País.
Esa capacidad de movilización, esa rabia y ese dolor acumulado de nuestro pueblo son la respuesta lógica ante las políticas de un gobierno que no solo lleva adelante un brutal ajuste y entrega de la patria, sino que además provoca queriendo robarnos hasta la historia.
Desde su llegada al gobierno, la alianza Cambiemos ha desarrollado una agresiva política de transferencia de recursos en favor de los grupos concentrados de la economía, en particular aquellos que se dedican a la exportación de materias primas, al sector financiero y a la “patria contratista”; ha iniciado un proceso de destrucción de la industria al favorecer la llegada de productos importados, mientras que propició la especulación financiera, el endeudamiento externo y la fuga de capitales. Este combo fatal encuentra como resultado no menos de 360.000 nuevos desocupados y más de un millón de nuevos pobres.
Salvo honrosas excepciones, el gobierno nacional contó con la beneplacencia de buena parte de la dirigencia política y sindical quienes resultaron fundamentales para garantizar la gobernabilidad durante casi un año y medio, pese a lo cual el pueblo encontró canales para expresar su bronca durante todo el 2016: Paro Nacional de ATE en febrero, movilización de las centrales de trabajadores en abril, movilización de los movimientos sociales en Agosto y Marcha Federal en septiembre, son los ejemplos más destacados y que sin lugar a duda han logrado frenar o matizar el brutal ajuste de Macri y compañía.
Empujado por las medidas antipopulares, las groserías como el intento de bajar las jubilaciones o la licuación de la deuda de la familia Macri sumados a el conflicto docente el 2017, y en particular Marzo, ha mostrado un incremento sustancial de las movilizaciones populares, que durante tres días consecutivos (6,7 y 8) han rebalsado las calles, desbordando las vallas de contención (que a fuerza de dinero de obras sociales, carpetazos y otras yerbas) el gobierno había montado y le habían permitido cabalgar con cierta tranquilidad hasta aquí.
La Marcha Federal Educativa volvió a mostrar el descontento que despierta esta política agresiva contra lo público y la bronca que generan las violentas declaraciones de los funcionarios.
En un contexto en que desde las usinas de pensamiento oficiales salen a cuestionar el mayor genocidio que recuerde la historia contemporánea de nuestro País no podemos dejar pasar a las impresionantes movilizaciones a 41 años del Golpe Cívico Militar, que no solo desapareció 30000 compañeros y compañeras, robó la identidad de más de 500 bebes, sino que además instaló un modelo de hambre y exclusión, que la democracia no ha corregido, y que favoreció entre otras a la familia del actual Presidente.
A esta altura descontamos la masividad que tendrá la movilización convocada para el próximo 30 y que será la antesala del, postergado, Paro Nacional del 6 de Abril.
En conclusión, una vez más el pueblo ha demostrado estar a la altura de la historia. Nadie puede arrogarse esa capacidad de respuesta, ese poder, más que el propio pueblo.
Ahora resta saber si los y las dirigentes lo estamos y podemos transformar es bronca, ese dolor y esos sueños compartidos en una alternativa que permita que, de una vez y para siempre, sea el pueblo quien gobierne los destinos de la Patria.
FACUNDO «APACHE» VILLALBA
*Dirigente de Unidad Popular y CTA Autónoma