COMUNICADO DE LA CGT DE MEDINA

 

La Confederación General del Trabajo (CGT) Regional de Mar del Plata, observa con preocupación la rápida caída de la actividad laboral y el acelerado deterioro de la calidad del empleo en la ciudad.

Muy lejos de ir revirtiendo esta lamentable situación, vemos como se adoptan medidas inconexas, interviniendo actores que nada tiene que ver con los sectores que representan los verdaderos motores de dinamismo económico y social de la ciudad, vemos como sus acciones descoordinadas con la realidad empiezan a ser contradictorias y nos llevan a profundizar aún más esta crisis.

Crisis como la atraviesa el puerto de Mar del Plata donde los buques fresqueros de altura y costeros, han dejado de realizar la media de mareas necesarias por mes, para que los trabajadores tanto embarcados como en tierra lleguen a percibir un salario digno. Donde los Armadores propietarios de los buques pesqueros, permisionarios de las cuotas de capturas, no despachan sus flotas de manera continua para sostener una actividad sustentable a nivel de producción todo el año. Donde el Concejo Federal Pesquero facilita a los empresarios a devolver cuotas que luego son reasignadas siempre a los mismos empresarios. Donde los Armadores alegan falsas roturas de sus buques para no salir a pescar. En definitiva donde se pone a miles de trabajadores portuario al borde de la pérdida su fuente de trabajo.

Vemos que mientras algunos anuncian grandes obras para la ciudad, otros comunican que por un año no se realizarán nuevas conexiones de gas en todo Mar del Plata. Caso similar sucede con la provisión de energía eléctrica donde se dejo a la ciudad fuera del sistema interconectado nacional por decisión del poder político de turno, y la construcción de la línea que viene de Bahía Blanca se encuentra actualmente frenada. La presente crisis energética no hace otra cosa que limitar la posibilidad de expansión del parque industrial, expulsa a los empresarios inmobiliarios que buscan otras localidades para sus inversiones, desalentar la radicación de industrias y por ende ahuyentar la generación de empleo y por consiguiente contribuyendo a un creciente malestar social.

El segundo cordón frutihortícola del país, presente en nuestro partido, no termina de salir de la peor temporada de su historia a raíz de la distorsión de los costos reales y el desequilibrio entre los productores chicos y grandes, sumado esto a la gran presión inmobiliaria por las tierras productivas para generar emprendimientos de recreación o barrios privados, y la falta de coherencia de la administración local al no devolver en infraestructura necesarias al menos algo de lo que aporta ese sector generador de trabajo.

Los actuales tarifazos no solo diezman la calidad y continuidad del trabajo en el sector hotelero, gastronómico y otros, donde en muchos casos se ha producido hasta el cierre ante la dificultad de afrontar los altos costos y como consecuencia de la retracción de la demanda, y ya se pueden ver negocios que comienzan a no abrir algunos días de la semana por la situación económica, lo que indefectiblemente trae aparejado inestabilidad laboral, desocupación y crecimiento del trabajo en negro. Además, los tarifazos junto con la indetenible inflación liman el salario del trabajador que ve cada vez más alejada la posibilidad de llegar a fin de mes y comienza a tomar créditos bancarios y con tarjetas a altísimos costos tratando de mitigar de alguna manera esta pérdida del valor de su ingreso.

Como si el miedo por perder la fuente de trabajo no fuera poco, se debe afrontar el miedo por la inseguridad. Inseguridad que azota al comerciante, al taxista, al remisero, al colectivero, camionero, al vecino en general y sus familias; agravada por la escalada de violencia donde no solo les alcanza robar sino dañar, lesionan y hasta asesinan a nuestros seres queridos, destruyendo familias, alejando al turismo que busca ciudades más seguras, alejando la inversión privada y desalentando la apertura de comercios familiares y barriales.

Ahora bien, los excluidos del sistema laboral, los expulsados, los despedidos, los cesanteados, comienzan de a poco a engrosar los comedores barriales, deambular por las oficinas de desarrollo social, oficinas de empleo y comienza a crecer de manera constante la atención en el sistema de público de salud. Sistema que se encuentra colapsado y sin capacidad de respuesta aunque se intente hacer ver lo contrario.

El estado de situación de Mar del Plata es preocupante y urge un cambio de rumbo; urge que los sectores políticos, sociales y gremiales de la ciudad se pongan al frente de esta crisis y de forma mancomunada busquen soluciones de corto y mediano plazo.

Sergio Medina

Secretario General CGT

Regional Mar del Plata