por
Agustin Vangelista
Almagro como metáfora de los tiempos actuales, la crisis que se ve acrecentada por las malas administraciones dirigenciales. El club de todos para unos pocos, que todavía respira y la ilusión de su gente que comienza a organizarse para volver a esos años gloriosos. La dura tarea de reconstruir una institución tradicional de nuestro futbol.
Parafraseando el tango cantado por Carlos Gardel, Almagro es la realidad de un club triste, pero con la voluntad de volver a ser esa gloria de los guapos. La institución nacida el 6 de enero de 1911 poco tiene que ver con aquella que logró tres ascensos a la máxima categoría del futbol argentino.
En el plano futbolístico, el año pasado se salvó del descenso por un decreto establecido por la AFA. Dicha medida le permitió al tricolor mantenerse en la segunda división y evitar jugar un desempate con San Telmo, que también estaba comprometido con el descenso. La gestión del actual presidente, Julio Cucchi, declaró en la asociación del futbol argentino prestamos de jugadores sin cargo cuando en realidad lo tenían, donde el ingreso de capitales por las transacciones todavía no ha quedado claro para los socios del club. Estas prácticas oscurantistas con respecto a la información que deben saber los hinchas no es nueva, el oficialismo lleva su tercer mandato en Almagro y cuentan con una denuncia en la IGJ por no presentar los últimos tres balances.
En el plano institucional, el balance de las gestiones de Cucchi y su antecesor Julián Romeo, no tienen nada que ver con la letra del tango la cual refiere a Almagro como un dulce hogar. El deterioro del estadio 3 de febrero llevaron a bajar una de las torres de iluminación con riesgo de caída que, hasta el día de hoy, está depositada en una losa de la tribuna. Por este motivo, el primer equipo se vio obligado a disputar sus encuentros de la primera nacional en horarios diurnos. La falta de inversión llevó al abandono de los dos predios que el equipo de José Ingenieros tiene para sus divisiones inferiores en las localidades de Ciudadela y Pontevedra. Resulta difícil para los pibes del club tener un pleno desarrollo de la disciplina sin un lugar en condiciones para poder estar.
El Tricolor es uno de los clubes con menor cantidad de socios de la segunda división. Esta problemática no se da solamente por la falta de desarrollo en diversas disciplinas que corresponden a una entidad social y deportiva, sino con un modelo político donde prima la especulación y el negocio para los “vivos” en vez de un club de puertas abiertas para la comunidad. En la actualidad son 1200 los socios al día (según el oficialismo) y también se cuenta con otra denuncia en la inspección general de justicia por el estado irregular de más de 100 socios. Su sede social ubicada en Medrano y Corrientes esta concesionada por la cadena de gimnasios Sportclub.
Pocas actividades, nula convocatoria al socio de que participe del día a día, dilatación en las instancias institucionales del club como la realización de una nueva asamblea para aclarar la situación económica y societaria de Almagro, con el agregado de que este año deben celebrarse nuevamente las elecciones y todavía no se cuenta con una fecha, han llevado a un grupo de hinchas a organizarse para hacer frente a este gobierno antipopular.
Unidad Almagrense es un espacio conformado por socios que ya ha participado de las últimas dos elecciones en la entidad tricolor. Este viernes se presentó ante una gran concurrencia de hinchas para contar un modelo de club distinto. Dejar de lado el abandono y generar proyectos fue el eje de la reunión. El desarrollo del área de marketing, aumentar la masa societaria, innovación e inversión en la infraestructura y un proyecto para el futbol profesional marca a las claras que no hace falta ser un empresario exitoso o usar trajes para poder manejar un club social y deportivo. Sus integrantes van todos a la popular, y no existe momento de su día, donde no piensen en hacer de Almagro un club mejor.
Para un histórico del fútbol argentino se acercan tiempos difíciles, turbulentos con respecto a los atornillados a la silla del poder, pero será un deber de los hinchas recuperar lo que es suyo, que la pasión no sea un recuerdo sino su realidad.