Cada 8 de marzo se conmemora en el mundo la lucha de las mujeres trabajadoras por la igualdad, reconocimiento y ejercicio efectivo de nuestros derechos. Reivindicado desde 1910 como el Día internacional de la Mujer Trabajadora, es una fecha que hoy abraza a mujeres, disidencias y femineidades diversas en una lucha compartida por la erradicación de las desigualdades y violencias, especialmente en el ámbito laboral.
Las mujeres y disidencias realizamos trabajos remunerados de distintos tipos: formales, informales, cooperativistas, en la economía popular. Jubiladas y desempleadas también somos trabajadoras.
Pero además realizamos trabajos no remunerados en simultáneo, caen sobre nosotras la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado.
Este 8 de marzo es una nueva oportunidad para reclamar que el trabajo sea reorganizado, entendiendo que las tareas de cuidado y reproductividad son trabajo y deben considerarse como una cuestión social y no como un peso que recae en las espaldas de las mujeres y disidencias.
Tenemos una inserción muy desigual en el mercado laboral. Las mujeres y disidencias sufrimos los mayores niveles de desempleo y precarización laboral, con salarios menores que nuestros pares varones. Las personas travestis, trans tienen grandes dificultades de inserción y las políticas de cupo laboral aún no se aplican de modo integral. Todos datos que evidencian una feminización de la pobreza: somos las más que más sufrimos la desigualdad.
Quienes tienen empleo formal enfrentan además legislaciones sexistas. En Argentina, donde se ha avanzado en el reconocimiento de derechos es necesaria una reforma de la Ley de Contrato de Trabajo que se adecue a la normativa vigente de ampliación de derechos, una Ley con perspectiva de Género. Como así también la adecuación de los convenios colectivos de trabajo a las normativas internacionales. Porque las mujeres y disidencias sufrimos situaciones de violencia, abusos sexuales y de poder en los lugares de trabajo.
La permanente amenaza de violencia está presente para nosotras en cualquier ámbito, llegando a su eslabón más extremo que son los femicidios.