LOS APLAUSOS NO SIRVEN.

Texto de un medico anonimo.

Los aplausos se agradecen, llenan, dan ánimo, fuerza y ganas pero no sirven. No sirven porque no tienen valor (o valores), son aplausos demagogos, aplausos hipócritas de gente con miedo. Los aplausos van a servir el día que se recuerden. El día que termine todo este lío (que va a terminar) y la misma persona que te aplaudió no te mire como a un delincuente cuando paras cinco minutos a tomar un mate después de atender veinte pacientes.
-Van a servir el día que el mismo señor que te aplaudió no se queje de tener que pagar $500 una consulta especializada cuando a la noche se toma tres cervezas en un bar caretón por el doble y ni chista.
-Van a servir el día que la señora que te aplaudió no pretenda tratarte de esclavo sólo porque paga una Obra Social Platino. -Van a servir el día que dejemos de disfrazar de «vocación» a la explotación y se entienda que es una absoluta locura laburar 24, 36 o 48hs seguidas (Y a veces más, crease o no). -Van a servir el día que el mismo político que hoy te trató de Superman venga y solito te diga «doctor, su sueldo está 30% desfasado, tome lo que resta».
-Van a servir el día que los mismos que te aplaudieron no pongan en duda tu diagnóstico y/o tratamiento porque la vecina de la esquina le dijo que se ponga aloe vera.
-Van a servir cuando los hospitales y centros de salud estén equipados como corresponde. Cuando se entienda que la guardia es para urgencias (¡¡urgencias!!) y no para el dolorcito de rodilla que te dio por jugar a la pelota.
-Los aplausos van a servir cuando la gente deje de insultarnos por negarnos (en todo nuestro derecho) a hacer el certificadito, el papelito, la recetita, el sellito, la firmita.
-Los aplausos son un mimo, ese mimo que la sociedad no nos brindaba hace décadas, reconforta en un momento en el que todos estamos frágiles, extrañando a nuestras familias, parejas y amigos, pero no van a servir hasta el día que entendamos que los médicos, médicas y todo el personal de salud son seres humanos que invierten una década de su vida a su formación (y más también), se capacitan permanentemente y ademas son padres, madres, hijos, hijas, hermanos, hermanas, y viven, y sienten, y duermen, y lloran, y se equivocan, y se enojan, y aún así siguen adelante y le hacen frente (hoy) a este bicho de mierda y también a una sociedad que los denosta permanentemente y sólo aplaude porque los necesitan más que nunca, pura (o puta) conveniencia.
-Que en cada aplauso venga aparejado un cambio de actitud hacia el sector salud; si no es así, no sirven para nada.