Desde la Reforma Universitaria, la popularización de los altos estudios durante el gobierno de Juan
Domingo Perón, y la lucha por los estudiantes por el contenido programático y la libertad de cátedra
en tiempo de las reiteradas dictaduras en el país, hasta este presente en el que las casas de altos
estudios se han convertido en consultoras del desarrollo nacional y órganos de consulta permanente
para emprendimientos estatales y privados, la universidad pública ha sido incubadora de
talentos y motor del crecimiento social, cultural y económico de la Argentina
La desafortunada afirmación de la gobernadora María Eugenia Vidal, al utilizar el término
“sembrada” para referirse a la cantidad de universidades que existen hoy en la provincia, no hace
otra cosa que poner en evidencia la sesgada formación ideológica que la caracteriza: desde hace
décadas los enemigos de las causas populares abrigan el sueño de arrasar con aquellos centros
de estudios que permiten una movilidad social ascendente, continuadora del ciclo virtuoso de un
país en el que los más humildes pudieron acceder a la educación superior y cambiar el destino de
exclusión al que se los condenó durante años.
No es entonces el momento de reaccionar con enojo, sino el de comprometernos a defender uno de
los más maravillosos avances que como sociedad hemos tenido en el último siglo. No es casual
que el agravio recibido coincida, un siglo después, con la fecha en la que desde Córdoba llegó el
primer grito de autonomía de los jóvenes universitarios reclamando sus derechos y su capacidad
para compartir la conducción de la universidad.
Sigamos entonces sembrando estas instituciones y generemos un plan nacional de desarrollo
universitario que contenga a los jóvenes del interior en sus provincias, atienda las necesidades de
cada región, aporte al crecimiento conceptual de las libertades, la equidad social y el desarrollo
económico y sobre todo dé a luz una generación de argentinos cultos, afianzados en su historia y
abiertos al mundo y su constante desafío de cambio.
Continuidad obligada de las generaciones formadas en la universidad pública que hicieron la
grandeza de nuestro país, más allá de los embates de pequeños personajes que siempre serán
anécdotas de nuestra realidad profunda.
Ilda Mercedes Morro
Concejal – Frente Renovador