Cuando todavía resonaban los ecos por el título conseguido en el Maracaná, lo que se presagiaba se confirmó. El entrenador oficializó su salida a través de un comunicado y priorizó la «tranquilidad familiar».
De la sonrisa a la tristeza. Apenas finalizó la definición, Holan anunció que no sabía si iba a seguir. Una semana después, oficializó su salida.
Cuando hace poco más de un mes, barrabravas de Independiente interceptaron el auto de Ariel Holan cuando salió del entrenamiento, le exigieron un dinero que él se negó a darles y las versiones indican que fue «entregado» por dirigentes del club, la decisión empezó a tomar forma. La obtención de la Copa Sudamericana en el Maracaná frente a Flamengo, puso el marco perfecto para irse en el pico más alto de gloria, adorado por la gente y recuperando la identidad del «rojo» en las competencias internacionales. Más allá de los intentos del reelecto presidente Hugo Moyano para convencerlo, el ahora exentrenador del equipo de Avellaneda anunció una decisión indeclinable, puso como argumento la inseguridad vivida en el club, priorizó la tranquilidad de la familia y no hizo mención a las diferencias con su preparador físico Alejandro Kohan.