«CARITAS ES LA CARICIA DE LA IGLESIA A SU PUEBLO»

 

Hermanas y hermanos de Caritas:

En este “tiempo de misericordia” que es la Cuaresma, deseo expresar nuestra cercanía en la tarea que cada equipo, cada agente de Caritas realiza a lo largo y ancho del país. No sólo de mi parte, sino de los obispos, sacerdotes y laicos que animamos la misión de Caritas a nivel nacional.

El Papa Francisco, en su primer año de pontificado, recibía a los miembros de Caritas Internacional y les decía: “Una Iglesia sin la caridad no existe. Y Cáritas es la institución del amor de la Iglesia. La Iglesia se hace institución en Cáritas. Por eso Cáritas tiene esa doble dimensión: Una dimensión de acción; acción social entre comillas. Acción social en el sentido más amplio de la palabra. Y una dimensión mística, es decir, metida en el corazón de la Iglesia. La Cáritas es la caricia de la Iglesia a su pueblo. La caricia de la Madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía”. (Francisco, 17/05/13)

Cada año, muchas comunidades parroquiales y bastantes diócesis organizan campañas solidarias durante la Cuaresma. Los alentamos en este trabajo que trae tanto consuelo a nuestras hermanas y hermanos más pobres. En su Mensaje de Cuaresma, el Papa nos dice: “Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (CV 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren”.

Siempre la Iglesia estuvo atenta a las necesidades de los más desprotegidos, movida por la fuerza transformante de la Palabra de Dios. En la Cuaresma los cristianos intensificamos esas prácticas recomendadas por Jesús que son el ayuno, la oración y la limosna. Propongamos en nuestras comunidades modos concretos de vivir esta enseñanza, facilitando que los demás puedan también vivirla. Así lo hacía un Santo Padre de la Iglesia, San Gregorio de Nisa, en el siglo IV. Decía: “El tiempo presente nos ha traído una gran cantidad de gente desnuda y sin techo. Hay una multitud de cautivos frente a la puerta de cada uno. Extranjeros e inmigrantes no faltan, y por todas partes se pueden ver extendidas las manos suplicantes. Para todos éstos la casa es el campo abierto, el hotel son los pórticos, las calles y las partes más desiertas de las plazas; habitan en cuevas como los búhos y las lechuzas; su vestido son harapos destrozados. Su cosecha es la benignidad de los misericordiosos… ¡Tú, que ayunas, atiende a éstos! ¡Sé benigno con estos hermanos que están padeciendo necesidad! ¡Lo que quitas a tu estómago, ofrécelo al pobre!… ¡Que no sea una simple expresión la que enriquezca a los menesterosos, sino la palabra eterna de Dios las que les dé casa, cama y mesa!” (Sermón sobre el amor a los pobres).

El misterio de Jesús, Dios hecho hombre, revela en plenitud la dignidad de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios. La dignidad de todo ser humano es la raíz de la fraternidad universal, que algunos cristianos como San Francisco de Asís supieron predicarla con tanta contundencia. La primera característica de esa dignidad es la vida misma. La vida humana es sagrada, desde la concepción y siempre. De ahí que otra característica principal de la dignidad sea la de estar llamada a desplegarse en todas sus potencialidades. Es un don inicial que conlleva una tarea a lo largo de la existencia. De ahí que no sólo se debe permitir que una persona viva, sino que implica facilitar y promover un desarrollo que ayude a que todos tengan la oportunidad para lograr sus aspiraciones y desplegar sus capacidades.
Les compartimos estos pensamientos, para que nos estimulen en la vivencia de la Cuaresma en nuestros equipos pastorales de Caritas, y nos fortalezcan en este momento histórico de la Argentina, en la que se nos solicita un mayor espíritu de solidaridad y compromiso concreto con los más frágiles y descartados de la sociedad.
Les deseamos a todos un fructífero camino cuaresmal para celebrar renovados la Pascua que se avecina. En este Año Mariano, contemplemos a la Virgen que siempre nos acompaña en nuestro servicio fraterno. Es nuestro modelo, porque “María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura” (EG 286)
¡Dios les bendiga! Fraternalmente

+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes
Presidente de Caritas Argentina
26 de febrero de 2020