HACIA UNA NUEVA AGENDA URBANA: OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS PARA LA CALIDAD DE VIDA EN MAR DEL PLATA
Por Rodolfo Iriart- Diputado provincial
Según la Organización Mundial de la Salud, más del 50% de la población mundial vive en zonas urbana y para 2050 lo hará el 70%. Este fenómeno llevó incluso a que organismos internacionalescaracterizaran a la época actual como “el siglo de la urbanización”.
Un observador desprevenido podría asumir que son las grandes ciudades las que concentrarán a la mayoría de la población mundial, pero ello está lejos de ser así. Más del 60% de la población urbana mundial vive en ciudades de menos de 1 millón de habitantes. Y según la ONU, esta tendencia se profundizará, ya que estas ciudades están creciendo más rápidamente que los grandes centros urbanos.
Estas “ciudades intermedias” -como Mar del Plata-, que por sus propias características cuentan con un mayor potencial para la sostenibilidad que las grandes ciudades, están llamadas a tener un gran protagonismo en las próximas décadas.Sin embargo, para que las ciudades intermedias estén a la altura de ese desafío es necesario que se replanteen los esquemas de desarrollo y planificación urbana.
Sin adecuada planificación, la urbanización no es en sí misma una fuente de prosperidad. Como señala el último Informe Mundial de Ciudades de ONU-Hábitat (2016), las ciudades enfrentarán en los próximos 20 años una serie de desafíos, entre los que se encuentran: el aumento de la desigualdad, las migraciones forzadas (externas e internas), la expansión de los asentamientos informales, y los impactos ambientales.
Además del principal puerto pesquero de la Argentina y el polo turístico de mayor convocatoria del país, la ciudad cuenta con 5 universidades, un parque industrial, una larga trayectoria en industria textil y alimentaria, una creciente industria del software, y una producción frutihortícola en expansión, entre sus principales potencialidades económicas.
Sin embargo, Mar del Plata es una ciudad de fuertes contrastes, que para muchos vecinos está lejos de ser la ciudad “feliz” cristalizada en el imaginario popular. Más allá de la zona costera, se registran altos índices de población con necesidades básicas insatisfechas, trabajo precario, abandono y deserción escolar, y un proceso creciente de conurbanización.
Cada día, cuatro nuevas familias se instalan en los asentamientos de la periferia de la ciudad, en donde la mayoría de los indicadores sociales son comparables a los de las zonas más vulnerables del Conurbano bonaerense.
De acuerdo a los últimos datos disponibles del INDEC, Mar del Plata-Batán es el aglomerado con mayor desocupación del país con un 11,9%, superando holgadamente la media nacional que es de 8,7%.
Pero la “presión laboral” sobre la PEA (población económicamente activa) no se agota en la estadística de desempleo. La subocupación, indicador que expresa las limitaciones de la fuerza laboral para concretar el pleno acceso a un empleo, afecta al 15,7% de la PEA.Así, entre los subocupados y los desocupados, podemos decir que un 27,6% de los residentes en la ciudad tiene problemas de empleo.
La necesidad de “pensar” y planificar Mar del Plata
A medida que la ciudad crece desde el punto de vista sociodemográfico, sin planificación, las demandas ciudadanas se intensifican: infraestructura adecuada, movilidad y transporte de calidad, acceso equitativo a la salud y educación, mejores servicios públicos, oportunidades en el mercado laboral y mayores niveles de seguridad, entre otras.
Sin dudas, la Nación y la provincia no sólo son quienes tienen la principal responsabilidad en relación a la redistribución de la riqueza, sino que cuentan con los recursos y las herramientas más eficaces para articular el desarrollo económico y social en todo el territorio.Sin embargo, a nivel local, las ciudades tienen cada vez mayor capacidad de acción para incidir en la agenda de la equidad y el desarrollo sostenible.
Esto entraña, al mismo tiempo, enormes potencialidades y desafíos. Una ciudad que mejora la movilidad y la calidad del transporte permitiría un mejor acceso a las oportunidades de empleo formal, mejorando los ingresos y el poder adquisitivo de sus habitantes. Asimismo, una ciudad que garantiza el acceso al espacio público, a la recreación y la cultura, fomentaría el sentido de pertenencia a la comunidad y de ciudadanía.
Responder y atender éstas demandas ciudadanas requiere de soluciones innovadoras y sostenibles, de políticas estratégicas que incorporen la calidad de vida como uno de sus objetivos centrales.
Lamentablemente, y pese a algunas iniciativas truncas del pasado, Mar del Plata carece de un proyecto de ciudad que apunte al crecimiento económico, el mejoramiento de sus condiciones urbano-ambientales y la inclusión e integración ciudadana.Mar del Plata cuenta con grandes recursos y potencialidades, pero todavía no ha encontrado la manera de articularlos en un proyecto estratégico de ciudad.
Como primer paso, es imprescindible conocer lo que nos pasa, escucharnos y estudiar las problemáticas para encontrar las soluciones más adecuadas, generar diagnósticos compartidos en las áreas fundamentales para el presente y futuro de los marplatenses,
que sean un punto de partida para resolver los temas pendientes, y pensar el futuro de la ciudad con una mayor calidad de vida.
Mar del Plata necesita volver a planificar su futuro, como lo hicieron los fundadores hace más de 100 años. El desafío radica en pensar una nueva agenda urbana al servicio de la calidad de vida y la garantía de derechos vinculados al empleo, la seguridad, la salud, la protección ambiental y la superación de las desigualdades sociales.