«No podemos más. Necesitamos garantías para poder ir a trabajar», exigieron. También reclamaron la conformación de una mesa de trabajo en el Concejo Deliberante para abordar la situación.
Con una gran convocatoria, docentes y auxiliares de escuelas provinciales y municipales realizaron este miércoles una movilización en el centro de Mar del Plata para repudiar los reiterados episodios de violencia.
La medida fue adoptada por los sindicatos de la educación luego de que un grupo de padres irrumpiera de forma violenta en la Escuela N° 21 del barrio Jorge Newbery para exigir explicaciones por el presunto abuso de dos niñas de 7 años por parte de otro alumno de 10, que derivó también en el incendio de la casa de la familia del menor.
La marcha comenzó en Luro y 14 de Julio, y desembocó cerca del mediodía en las puertas del Palacio Municipal (Yrigoyen y Luro). Allí, un grupo de docentes y referentes sindicales fueron recibidos por concejales de la oposición y exigieron respuestas a las autoridades de educación competentes.
“No podemos más, tenemos docentes golpeados todas las semanas”, fue el diagnóstico compartido por un grupo de trabajadores que ingresaron al hall de la municipalidad para reclamar soluciones.
“Hemos atravesado miles de situaciones. Es tiempo de que nos pongamos a pensar qué escuela queremos. Necesitamos sentarnos con todas las autoridades en una mesa de trabajo. Escúchennos”, expuso Claudia, en representación de la Primaria Municipal N°4.
En tanto, Mariné, trabajadora de la Escuela Provincial N°21, donde se desataron ayer los disturbios, graficó los momentos de tensión que atravesó el equipo docente.
“Nos rompieron la escuela, lastimaron a la directora, a nuestras compañeras y a los auxiliares. Nuestras compañeras debieron refugiar a los niños en un primer piso bajo llave, con muebles bajo las puertas. No queremos eso para nuestros hijos y alumnos. Necesitamos respuestas. Hoy no sabemos cómo vamos a volver a la escuela”, planteó.
La docente indicó que, tras cuatro horas de encierro, maestros y estudiantes recién lograron salir del establecimiento cerca de las 17.30, escudados por la policía. “Necesitamos garantías para poder ir a trabajar. Que no pueda entrar cualquier persona con un palo a pegarnos o que alguien saque un arma”, resaltó.
Mesa de trabajo
Representantes de Suteba (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires) y del STM (Sindicato de Trabajadores Municipales) se hicieron eco de los testimonios, pidieron respuestas al municipio y la provincia, y plantearon la posibilidad de conformar una mesa de trabajo en el Concejo Deliberante para abordar “con todos los actores” la prevención de la violencia en las escuelas.
“Las docentes violentadas manifestaron lo que han vivido. Esta problemática explotó, pero como sindicato lo veníamos advirtiendo. El municipio no está dando respuestas. Y, a nivel provincial, la gestión local no está aplicando como corresponde algo que hemos conseguido en la provincia, que es el acuerdo paritario de abordaje de estas situaciones en forma integral. Hay normativas y leyes que ordenan lo que hay que hacer. Cuando no se cumplen, suceden estas cosas”, aseguró Gustavo Santos Ibáñez, secretario general de Suteba en General Pueyrredon.
El sindicalista pidió que el Concejo y las autoridades competentes de educación no hagan “la vista gorda” y que se convoque a una jornada de trabajo para discutir la problemática. También consideró que los trabajadores de la Primaria N°21 no deberían volver al establecimiento esta semana, sino que debería llevarse a cabo un “proceso de revinculación”.
Por su parte, Alejandra Ayek, secretaria docente del STM, advirtió que la jornada de paro y movilización no se trató de un “acto partidario”, y cuestionó la falta de respuestas de las autoridades locales ante los reiterados hechos de violencia.
“Se están viviendo momentos muy difíciles en las escuelas. Que se involucren todos los que deben hacerlo, los que tienen poder. Si no, los alumnos estarán desprotegidos. Sabíamos que esto iba a terminar en una situación grave como la de ayer. Todos los días hay algún docente agredido físicamente, insultado. Esto ha ido creciendo”, comentó Ayek.
Y concluyó: “Formamos parte de una sociedad que no encuentra una forma pacífica para comunicarse. Y la escuela es el reflejo. Pero no podemos estar solos. Necesitamos que se comprometan todos los actores sociales con esta situación”