Queridas familias del Puerto de Mar del Plata:
El trabajo trae alegrías y también fatiga y riesgos. La tarea de los hombres de mar, vital y fecunda para la sociedad, es también arriesgada y temible. Hoy sigue causando tristeza y desconsuelo a toda la comunidad portuaria, en particular a familiares y amigos de quienes ayer dejaron sus vidas en él, tras el hundimiento del buque pesquero San Antonino.
Les hago llegar mis sinceras condolencias y por todos ellos va mi plegaria al Señor, y mi recuerdo en la celebración de la Santa Misa. Que la esperanza cristiana ilumine el misterio de la muerte de nuestros seres queridos y que el Señor Jesús, enjuague las lágrimas de los que en Él esperan.
Con mi cordial bendición.
+ Antonio Marino
Obispo de Mar del Plata