¡LA CIENCIA BAJO LA LÍNEA DE LA POBREZA Y 2.145 TRABAJADORXS DEL CONICET EN LA CALLE!
El viernes 5 de abril se publicaron los ingresos a la Carrera del Investigador Científico (CIC) 2018. Los números son una expresión cabal de que sigue profundizando la crisis en el CONICET y liquidando el desarrollo científico del país a través de políticas dirigidas al vaciamiento y la expulsión de lxs trabajarxs del sector.
De los 2595 postulantes a ingresar a la CIC sólo fueron seleccionados 450, dejando sin trabajo a 2145 trabajadorxs. La mayoría de lxs expulsadxs del sistema son despidos dado que estaban desempeñándose en el CONICET como becarixs al momento de los resultados, trabajando hace 7 años en forma precarizada, sin derechos laborales, y con salarios por debajo de la línea de la pobreza. Otrxs ya habían quedado despedidxs en convocatorias anteriores y siguen intentando poder seguir desarrollando sus líneas de investigación.
Al margen de que se trata de compañerxs con enormes méritos académicos, su expulsión del CONICET es consecuencia del brutal ajuste presupuestario que está padeciendo el organismo aplicado por un gobierno “colonizado” por el FMI.
El CONICET ingresó a “terapia intensiva”, ya que quedó al borde de paralizar sus funciones, no sólo por la expulsión de miles jóvenes investigadorxs y los salarios bajo la línea de pobreza, sino también por la falta de presupuesto para funcionamiento y proyectos de investigación. Los proyectos PIP o no se pagan o se liquidan montos mínimos y desactualizados, se han cancelado los subsidios para organizar congresos y reuniones científicas en Argentina a la vez que se han eliminado las becas para realizar estancias o participar de congresos en el exterior. Hay institutos enteros que no pueden afrontar el pago de los servicios de luz y gas, ni mantenimiento mínimo. En este contexto, ya son cientos lxs investigadorxs que han debido emigrar para poder continuar con su carrera académica.
Esta situación se hace extensiva a todos los organismos de Ciencia y Técnica del país, el INTI fue desmantelado y es defendido por sus trabajadorxs que resisten al cierre definitivo; en el INTA se han interrumpido programas de agricultura familiar, se despidieron 800 trabajadorxs y se orientan todas sus políticas a las corporaciones concentradas del agro; el CNEA y la CONAE a traviesan situaciones similares.
Ante este cuadro de desmantelamiento, el ex ministro de Ciencia y Técnica Lino Barañao, quién ahora dirige la devaluada Secretaría, ha realizado cínicas declaraciones al sostener que está haciendo lo posible para que “el sistema no sólo sobreviva sino que crezca”. El secretario de la cartera de Ciencia y Técnica, entre tantas falacias, dice que este gobierno logró que se incorporen 400 investigadores a las universidades. Pero omite decir que esos puestos fueron creados gracias a la lucha de lxs trabajadorxs, que incluyó la toma del ex Ministerio y los CCT en todo el país y decenas de movilizaciones para que esos compañerxs expulsados de CONICET mantuvieran su fuente laboral.