En Mar del Plata, como en todas las grandes ciudades del país, se realizó un «pañuelazo por #AbortoLegalYa». El movimiento de mujeres concentró a las 12hs frente al Palacio municipal, como espacio de referencia legislativa en la ciudad, acompañando en simultáneo la presentación en el Congreso del proyecto de la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal seguro y gratuito.
Roxana Lefayt, referente del Frente de Mujeres del Movimiento Evita se refirió a la «marea verde»: «En Buenos Aires se está presentó por séptima vez el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, y en todas las plazas, en todos los municipios de la Argentina se están manifestando las mujeres a favor de que se trate este proyecto y de que sea aprobado. No solamente queremos que se debata, no sólo queremos que se discuta, sino también creemos que el Estado es responsable por la salud de las mujeres, y es responsable por las muertas por la clandestinidad del aborto».
El aborto es una realidad en la Argentina. Se estima que aún en la ilegalidad, se practican 500.000 abortos por año. «Las mujeres que están decididas a practicarse un aborto clandestino lo hace en cualquier condición, y en esa situación de riesgo están las mujeres más pobres. Son las mujeres más pobres las que sufren mutilaciones por abortos mal practicados, o mueren, por consecuencias evitables si el aborto se legaliza. El aborto es una cuestión de salud pública» señala Lefayt.
Las expectativas están puestas en el Congreso: «El estado no tiene la opción de tratarlo o de no tratarlo, de aprobarlo o no, es una cuestión de salud pública. Cada persona gestante es soberana sobre su cuerpo y decidirá si lo realiza o no lo realiza», destaca la referente del Movimiento Evita, y pone en evidencia que el Aborto Legal es una deuda de la democracia.
Otro aspecto que señala la referente del movimiento de mujeres, es que la legalidad no obliga a nadie a realizarse ninguna práctica con la que no acuerde: «Para hacer una comparación, hablamos muchas veces de lo que fue el matrimonio igualitario. No obligó a los hombres a casarse con hombres, ni a las mujeres con mujeres, reconoció que las parejas no heterosexuales también tenían que tener sus derechos reconocidos por el estado» ejemplifica Lefayt.
«Tengo fe en el movimiento de mujeres, en esta marea verde, en como nos venimos expresando en todo el mundo, cada vez más fuertes por nuestros derechos» concluyó la referente.